Y es que nuestro primer viaje al extranjero en el año 1985, fue aquí, a la Bretaña francesa. Entonces con una triste tienda de campaña canadiense justa para dos personas donde nos teníamos que vestir tumbados y en un Renault-11 casi recién estrenado.
Han pasado 36 años desde
entonces. Y toda una vida. Desde aquel entonces en que casi se iniciaron nuestras vidas laborales, luego, nacieron nuestros hijos, crecieron, se independizaron y encontraron pareja, y
nosotros cerramos nuestra vida laboral ya que ambos estamos felizmente
jubilados.
Así nos iniciamos en
1985 en el mundo de los “viajes independientes” como los llaman ahora. En
nuestro caso los podríamos haber llamado “viajes con presupuesto escaso” o "si le gusta viajar, hágalo como pueda", y
tras un parón por paternidades tras el nacimiento de nuestro primer hijo en
1989 y que vino de nuestro viaje a Grecia,
lo retomamos en el 2003 con él ya
adolescente y Raul con 10 años. No olvidaré lo que en aquel entonces nos pidió
el mayor: “me gustaría conocer Venecia”. No lo pensamos dos veces. Nuestro hijo
no nos había pedido ir a una discoteca. Quería viajar, conocer Venecia. Así que
con pocos recursos económicos o para no ser injustos diremos que con los
justos, compramos una tienda de campaña para 4 personas y con nuestro Toyota
Carina y un maletero en el techo donde metíamos la tienda de campaña y los
sacos de dormir, nos dirigimos a Suiza atravesándola de Oeste a Este para
terminar en nuestra adorada Venecia y regresar. Pero esa forma de viajar, con
nuestros años ya, y con dos niños a nuestro cargo se nos hizo un poco más dura
que con 26 años.
Desde entonces,
continuamos y no lo hemos abandonado hasta ahora. Aunque hemos cambiado de
vehículo y forma. A la tienda de campaña canadiense, la siguieron otra un poco mayor
comprada en Andorra y luego esta familiar para los cuatro, después, una VW
california de segunda mano, después una camper Adria, la autocaravana Hobby de
segunda mano tras nuestro accidente y ahora ya, solos, nuestra Benimar.
Y la partida ha sido realmente accidentada. A pesar de que ambos estamos jubilados, hemos tenido que esperar a que nuestro hijo mayor celebrara el pasado día 2 de julio su ansiada boda, frustrada en abril del 2020 por la pandemia y aunque la efectuó en el ayuntamiento de Boadilla, no pudieron celebrarlo teniendo que posponerla.
Pero no ha sido lo único. Yo recibí la segunda dosis de la vacuna astra-zeneca el pasado día 2 de julio, casualidades de la vida, el mismo día que la boda. Además, sumo que llevo con una fisura anal un mes de tratamiento más otro sin él y aunque parece que va mejor, casi me he acostumbrado a vivir con ella. Pero, hace 7 días me encontré una lesión en el paladar de la boca de nombre desconocido y cuyo origen posiblemente sea el stress. Va remitiendo con tratamiento. Y sigo sumando. El viernes pasado pudimos comprobar con decepción y enfado que el boiler, volvía a fallar, que arrancó al quinto o sexto intento. Esto no podía ser, así que roulot nos consiguió una “seudo cita” el martes a las 8 en el Servicio Técnico de Thruma sin hora concreta y allí la tuvimos que dejar aunque se sumó otra complicación más que se solventó por la buena voluntad mostrada por Roulot aunque no nos pudieron asegurar que el miércoles estuviera disponible -como al final así fue- así que me vi obligada a aplazar la cita que tenía para hacerme una prueba de antígenos, programada para el miércoles, al jueves.
No queda ahí la cosa,
si no que a nuestro hijo en una resonancia le confirman que tiene el ligamento
cruzado anterior roto y si no se opera, al margen de que no podrá volver a
practicar algunos deportes, le puede suponer en un futuro, una artrosis en la
rotilla y que con 50 años pueda tener que ponerse una prótesis, así que le
aconsejan operarse y hasta el mismo miércoles, que hablaba con el cirujano, no
sabía cuándo le podían operar.
Esto último
determinaría si nos íbamos o no y llegamos a pensar que si fecha de la
operación fuera muy cercana, al menos nos podríamos ir al norte de España y
regresar en unos días. Así que afrontamos la mañana del jueves con la
autocaravana casi cargada y todo preparado para decidir en el último momento si
nos íbamos y a donde, o si nos quedábamos y a descargar.
Pero, nos pudimos ir.
A David le operarían en septiembre.
8 de Julio jueves.
Trayecto: Boadilla del
Monte-Vitoria
Pernocta: Kalea San Roke (42.919593; -2.709825)
Salvados este rosario
de inconvenientes, partimos el jueves
después de comer, con mi prueba de antígenos negativa, rumbo
norte hasta Vitoria en donde dormimos a unos 5 km de la ciudad, en su anillo
verde, un lugar tranquilo y agradable y…fresco en Kalea San Roke (42.919593;
-2.709825)
9 de julio, viernes.
Itinerario: Victoria-Castillo de
la Roche Courbon
Pernocta: aparcamiento del
Castillo de la Roche Courbon. Saint-Porchaire (45.834233; -0.779942)
En la mañana del viernes 9 de julio hicimos nuestra
sesión de rehabilitación con nuestra peluda (se luxó la cadera y tuvieron que
operarla, por lo que tenemos que pasear con ella a su lento ritmo para que se vaya recuperando) y partimos
para pasar la frontera francesa que atravesamos sin mayores problemas y sin
ningún tipo de control.
Y hemos llegado hasta el Castillo de la Roche Courbon, al norte de Saint, cerca de la autopista. No hemos conducido ni 500 km desde Vitoria cuando antes éramos capaces de hacernos casi 900 en un solo día, e incluso más, aunque tenemos que añadir que al ser viernes hemos pillado unos buenos atascos en Burdeos. Y no es la primera vez que nos atrapan y en esta ciudad. Y quien haya conducido por las autovías francesas sabrá que los “bouchones” franceses son terribles y a veces inexplicables.
Aquí, en el aparcamiento
del castillo, sobre verde, hay una zona para autocaravanas. Hemos llegado antes
de las 18 horas, nos hemos dado nuestra sesión de paseo “pisa huevos” y ahora,
cuando todos los visitantes han marchado, descansamos en soledad. El único
inconveniente es que está al lado de una carretera por la que aunque pasan
pocos coches son ruidosos. Cuando no hay tráfico el silencio es completo.
Supongo que por la noche pocos pasaran. Mañana visitaremos los jardines de este
castillo y pondremos rumbo a la Bretaña, comenzando por Redon.
10 de julio, Sábado.
Itinerario: Castillo de la Roche Courbon-Redon
Pernocta: Aparcamiento en Redon junto al Canal frente al área de autocaravanas
(47.644376; -2.089372)
La mañana es gris y
amanecemos en completa soledad. Como hasta las 10 no abren el castillo, nos lo tomamos
con mucha tranquilidad. Desayunamos y nos vamos con nuestra peluda a su “sesión
de rehabilitación”. Como se distrae y se pone a tres patas y tenemos que
corregirla mucho, decidimos atarla y hacemos un estupendo paseo de unos 40
minutos. Notamos que día a día mejora.
Regresamos unos diez
minutos antes de la apertura con tanta puntería que rompe a llover así que
decidimos esperar un poco y la paciencia tiene su fruto. No obstante salimos
con paraguas por un “por si acaso”.
Hemos decidido visitar
solo los jardines franceses dejando el interior del castillo. Compramos las
entradas (8 euros por persona) y nos informan de que podemos visitar también un
museo de “juegos de viejos” e ir un kilómetro hasta una cueva con pinturas
rupestres a donde podemos ir acompañados de Tula.
Subimos después a una
torre donde había una exposición arqueológica aunque era más paleontológica.
Parece que podría haber sido el hobby o hobies de alguno de los propietarios de
este castillo por lo que dispone de una impresionante
colección.
Dejamos atrás el
castillo y ponemos rumbo a un Intermarché que localizamos ayer para comprar pan
ya que hemos tenido que echar mano del de larga duración. Allí además de este
imprescindible alimento para mi, adquirimos alguna cosa más poniendo rumbo a Redon,
primera ciudad de nuestra ruta por la Bretaña. Nos separan casi 300 km y como
no, es sábado por lo que vamos de “bouchón en bouchón”. Los atascos en las
autovías francesas me parecen incomprensibles y peligrosos. Incomprensibles porque
aparecen en medio de la nada, no en una ciudad determinada, sino en cualquier
sitio y peligrosos porque de velocidades altas se pasa a estar parado y en muy
poco tiempo, y de nuevo otra vez se recuperan buenas velocidades y esto ocurre
de forma intermitente.
Salimos a comer a un
área y allí rompe a llover intensamente. Después de descansar retomamos nuestro
rumbo y ya en Nantes nos topamos con varios atascos.
Tras dejar la
autopista recorremos una buena carretera que circula entre verdes campos rotos
por el color amarillo de campos cultivados de cereales. Atravesamos pueblos,
ordenados, limpios y continuamos hasta llegar a Redon.
Pero cuando llegamos
al área de autocaravanas, junto al canal, está completa. Es pequeña y hoy es
sábado. Pero al aparcar en un lugar contiguo vemos en frente un gran grupo de
autocaravanas, así que a través del navegador, llegamos sin ninguna dificultad.
Una vez aparcados y
acompañados de Tula, nos dirigimos a descubrir esta histórica ciudad. Dudo de
si Tula con su paso “pisa-huevos” nos cansará, y también dudo de que ella se
canse, pero anda con normalidad y aguanta como una campeona. Mejora día a día.
Estupenda compañera de viaje…y de nuestras vidas. Es mayor ya, suma 13 años y
no quiero pensar que no es eterna. Me devora la tristeza solo de pensarlo.
Esta ciudad merece una
parada, pero destacable es solo el puerto, hermoso, y esta calle central hasta
la iglesia de San Salvador.
La noche cae muy
lentamente. A las 22,30 aún hay luz y nos deleitamos contemplando el canal bajo
la tenue luz del día que ya muere. Y nos vamos a la cama.
No hay comentarios:
Publicar un comentario